Antes de convertirse en una aclamada gimnasta y vieja con eterno cuerpo de niña, Nadia Comaneci era una esmerada joven comerciante sin más entretención que vender armas en el mercado negro durante las duras y frías tardes Rumanas.
Al no ser Nadia la mejor de las vendedoras, ni tampoco gozar de un cuerpo apetecible para los borrachos veteranos de guerra, su padre decidió encerrarla en la pieza y ponerla a saltar como si no hubiese un mañana, hasta que esta lograra despertar la gimnasta que todas las mujeres de Europa Oriental llevan dentro… o al menos hasta que muriera.
en Rumania no tenian tele, notoriamente es gringa (tambien por lo aweona)
jajajaja tomala pendeja, por lucida!!!