Hay gente en el mundo que hace fácil agarrarlos para el hueveo, Jean Paul y Sebastián Piñera.
Basta solo con que se levante por la mañana y ya puede hacer alguna estupidez como ir a mear al estacionamiento (a falta de conteiners) o simplemente describir el nuevo día con 3 adjetivos calificativos basura.
Sin embargo, uno como ser humano casi sensato siempre tiene la esperanza de que se aburra de hacer estupidecez y que en algún momento parezca un ser humano relativamente normal, o relativamente humano. Lo segundo es más complejo.
Es así como ante la visita de un don Nadie como puede ser el hijo de Jacques Cousteau, viejo de mierda francés que recorrió el mundo hueveando en el mar hasta que se murió, más no devorado por algún animalejo sino por el cáncer, nuestro presidente decidió ponerse a tono.
Para pensar o llorar.
Ponerse a tonto
Por la remierda. Esto si que deja de dar risa, ni pena alcanza a dar. Da rabia, cómo alguien inventa, día a día, motivos para seguir siendo objeto de humillación.
Y el hijo de Cocteau no ha hecho nada por nadie, es basura total. La hija te creo, que es más pintamonos.
Saludos, tontos de mierda
PD: Me equivoqué al escribir el nombre, era Cousteau, me confunden estos franceses de mierda hediondos.
Y pensé que nunca sentiría tanta vergüenza por un presidente desde que Bachelet propuso a Ingrid Betancourt como Nobel de la Paz.
Que equivocado estuve.
Pobre imbécil, pero si hay que agradecer que da harto material para que uno se ría durante el año.
Foto culiá maaaala.
Atroc. Escuchanos Richard te rogamos