Finalmente pasó. Los locos se rebelaron. Su líder, El Corky, -a quien vemos en la foto, luego de que le cortaran el pelo como es debido para evitarse los piojos que suelen poblar ese Zeppelin que da por llamar «cabeza»- salió por las radios universitarias llamando a la resistencia.
El apoyo obtenido sirvió para copar un Starbucks, pidieron un capuchino con canela, esperaron 23 minutos, lo tomaron entre todos, y luego se turnaron para ir al baño y disfrutar el aroma amargo de su micción (antes retiraron las bolas de naftalina del mingitorio).
Al salir habían olvidado por qué se reunían, por lo que no quedó otra que desnudarse y bailar al ritmo de Franco DeVita.
Obla di Obla da la poron gaa lalalalala
Jajajajajaja que buen hallazgo yo había asegurado que Corky había padecido una muerte violenta a manos de su mascota
Lo volví a ver por casualidad y volví a reír. La parte del Starbucks es genial.
Saludos, El Cerdo