Cuando Prince, sentado en un gran capitoné púrpura tomando champagne Don Perignon, en un sauna mientras Carmen Electra le estrujaba el cogote de gallina, tuvo una visión: «Uh, sexy madafaka»…
Lo acepto, no me pude resistir. Estaba yo inmerso en mis labores de negreo habitual cuando de pronto, un personaje pequeño, robusto y con cara de siciliano me dice: Viejo,…